Enrique Peinado Moro, más conocido como Quique Peinado (Madrid, 1979), empezó su carrera como periodista deportivo tras, según ha contado en alguna ocasión, no tener suficientes habilidades para ser jugador profesional de baloncesto. En la actualidad, sin embargo, se le conoce por ser guionista y colaborador de Zapeando (La Sexta), colaborador en la tertulia de cómicos de A vivir que son dos días (Cadena Ser), co-presentador en el programa de televisión Radio Gaga (Cero), colaborador en el programa de cine Pool Fiction (Cero), columnista en El Mundo (en su suplemento Papel), y en todos ellos combina su trabajo como periodista con el de cómico, que le ha dado a conocer. Además, ha esrito dos libros, Futbolistas de izquierdas (Léeme editores, 2013) y ¡A las armas! (Libros del KO, 2015), es tuitstar y padre de dos hijos y fue mencionado por Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, un día en el que el mandatario confesó ser fan de Zapeando.
Eres periodista, pero trabajas como guionista y colaborador en un programa que a través de las imágenes del día, analiza la actualidad en tono de humor (Zapeando, que emite de lunes a viernes La Sexta). ¿Es más sencillo enfrentarse a la que está cayendo con humor?
No te sabría decir si es más sencillo con respecto a qué, pero no sé otra manera de llevarlo, porque yo no he trabajado la información general de otra manera que no sea esa, yo en periódicos sólo he hecho deportes. Pero hombre, con humor en general debería ser más sencillo todo, aunque bueno, lo que se demuestra en este país es que lo que es, es más peligroso, pero debería ser más sencillo.
Esta frase es tuya: "No tengo ni la espontaneidad ni la gracia, por no hablar de lo más obvio, la belleza de Cristina Pedroche o de Ana Morgade, ni soy un cómico. Soy un elemento extraño, también mi imagen es bastante 'freak'. Pero me siento muy útil." ¿Dabas bien en cámara o por qué crees que te seleccionaron?
Si te digo la verdad, no lo sé. Es una cosa que lo he pensado mucho pero no es por hacer la risa, no lo sé. En principio tenía su lógica, porque este iba a ser un programa de crítica de tele y yo tenía una sección en la radio de crítica de tele, y bueno, pues mal que bien yo me podía defender, era un programa sin guión y de crítica de tele. Pero en el momento en el que el programa cambia y muta en lo que es ahora, que es un programa básicamente de comedia, pues se cambian todos los colaboradores menos Miki Nadal, el presentador y yo, y yo sigo aquí. Es que no te puedo decir por qué, yo estaría haciendo mucho mejor haciendo otras cosas de las que no me ofrecen nada que haciendo tele, que me llegan un montón de ofertas. De verdad que no te sé decir por qué, a no ser que el criterio para la selección sea una falta alarmante de talento. La mejor prueba sería que yo estoy en la tele.
Por preguntártelo de otra manera, ¿qué crees que aportas tú?
Yo en el funcionamiento interno del programa sí que tengo un sentido, porque yo soy guionista y tengo el programa más en la cabeza que los que están en la mesa, y el director a veces se apoya en mí para hacer algunas cosas y yo me siento muy útil porque creo que participo prácticamente en todos los aspectos creativos.
Acabas de decir que te ves haciendo un montón de cosas que no son tele y que sólo te llegan ofertas de tele. ¿Cuáles son esas cosas que te gustaría estar haciendo?
Me gustaría hacer periodismo deportivo bien, pero nunca me ha llegado una oferta buena para hacerlo, tampoco sé si existe. Y me gustaría mucho, mucho, mucho, lo que más, creo que es para lo que valgo y que es donde más podría aportar es en un programa de radio. Sin embargo, la perspectiva para el año que viene es nada, no tengo ningún proyecto, y bueno, si Javier del Pino quiere seguir contando conmigo para su programa (A vivir que son dos días, Cadena Ser) es lo único que tengo para el año que viene de radio.
De los casi cuatro años que lleva en antena Zapeando hay un momento memorable que es ese en el que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se declara fan del programa y especialmente de ti. ¿Qué pensaste cuando viste esas imágenes?
Flipé mucho, no porque mencionase el programa, porque ya lo había mencionado otras veces, igual que El intermedio, y quizás esto son cosas políticas de él, no creo que él vea nada de lo que dice, al menos no con tanta pasión. Pero que dijera mi nombre en concreto sí que me chocó. Cualquier día me van a coger cuatro opositores por la calle y me van a dar una paliza y tampoco tendré muchos argumentos para rebatírselo, pero bueno, es algo más anecdótico que otra cosa y creo que coincide más con un afán de él, que sabe que al final eso sale en los medios de España y da una visión más o menos amable de su Gobierno.
Hay mucha gente que te identifica mucho en esa faceta de cómico y muchas de tus colaboraciones vienen por ahí, como la tertulia de cómicos en A vivir que son dos días o tus secciones en Lo mejor que te puede pasar de Nuria Roca (Melodía FM) o Pool Fiction (Cero). ¿Te sientes identificado con ese papel?
No era lo mío, pero ha llegado un momento en el que bueno, ya te digo que es lo que me ofrecen, y a base de hacer cosas muy concretas, creo que lo sé hacer. Creo que no podría hacer cosas de comedia un poco más complicadas ni de comedia que implique algo más que leer un texto y poder interpretarlo medianamente bien, porque no tengo recursos, ni vocación ni nada, pero a base de hacerlo y de que me lo ofrezcan pues lo voy haciendo. Pero evidentemente creo y lo creo sinceramente que a lo que me llegan más cosas y de verdad es sorprendente la cantidad de programas en los que me dicen que suena mi nombre de verdad que creo que es algo que no es lo mío, pero tampoco tengo muchas más opciones que currar en esto, y me gusta, es muy agradable y estoy muy agradecido y me lo paso muy bien.
Después de las recientes aplicaciones disparatadas de la ley mordaza se ha hablado mucho de los límites del humor. En una entrevista dijiste: "Los límites del humor son Eduardo Inda". ¿Qué querías decir?
Que si hablamos de comedia y de ofender con la comedia, Inda es el número uno, claro. Es un profesor de primer nivel, nivel de ofender y hacer ruido y de personaje y esa es la base un poco de la comedia, interpretar un papel y decir un texto que tiene que ver con la ficción para revolver algo en el otro desde un punto de vista cómico. Y Eduardo Inda me parece el líder, me parece que él es el que roza muchísimo los límites del humor y yo en esa parte le respeto muchísimo como cómico.
Sí, lo que pasa es que en el caso de Eduardo Inda hay que tomarse las cosas como comedia hasta que deja de tener gracia, es un cómico involuntario.
Pero es que se ve que es eso también, que los cómicos dejamos de tener gracia para determinada gente y no por ello estamos dejando de hacer comedia. Yo considero que lo que hace Inda es comedia y de verdad que está muy en los límites del humor y que los transita con mucha finura.
¿Sobre qué crees que no se debe hacer humor o quién crees que no está para chistes?
Yo creo que un cómico tiene permiso para hacer humor de todo y que la gente tiene el máximo permiso para ofenderse, y para enfadarse. A mí personalmente, por la manera que tengo de concebir el humor, no me ofende nada que se aborde desde el prisma del humor, no me ofende. Me puede gustar más, me puede gustar menos, hay cosas que no me hacen gracia, pero ofenderme, no me ofende nada. Es más, yo me río con cosas que contradicen mucho mi corpus personal, intelectual y de todo: hay chistes racistas que me hacen gracia, hay un montón de cosas que me hacen gracia con las que no estoy de acuerdo, porque creo que lo que se extrae justo que es el humor no es más que un enfoque, una manera de enfocar las cosas, incluso con las que no estoy de acuerdo, y hay veces que me río con cosas en las que no creo.
Lo que no veo bajo ningún concepto y lo que me indigna de verdad es que la comedia esté más bajo sospecha que otras maneras de enfocar una opinión. Es decir, no puede ser que un cómico esté más bajo sospecha que un tertuliano, o que un político o que un activista. Es decir, que se penalice la comedia, que enfocar las cosas desde el punto de vista cómico no sea mejor, que para mí lo es, todas las cosas enfocadas bajo el punto de vista del humor son mejores, sino que sea peor. Y mucho más si hay un componente de judicialización, que por hacer chistes te juegues tu carrera o tu libertad. Eso sí que me parece absolutamente intolerable y es de lo que estoy radicalmente en contra. A partir de ahí, cada uno que se ofenda con lo que quiera y cada uno que haga humor con lo que quiera. Yo soy de los que no me ofendo y me gusta hacer humor con casi todo, y ya está. No pasa nada. Pero sí me parece de un país enfermo el que el enfoque humorístico de las cosas esté más bajo sospecha que cualquier otro enfoque. Es decir, que si yo hago un chiste sobre que tú eres un hijo de puta sea peor que llamarte hijo de puta. Eso no es tolerable, no es sano y es lo que está pasando en España.
Tú te has posicionado mucho políticamente en público y también has comentado en alguna ocasión que la izquierda en España no tiene sentido del humor, que no acepta bien la broma…
No, mucha parte de la izquierda no, es cansina, es pesada, es dogmática, es aburrida… Es un coñazo. Y lo creo firmemente. Quizás es porque me afectan (muy entre comillas, porque afectarme, afectarme no me afecta) mucho más las críticas a un chiste cuando son de alguien de la izquierda, porque digo "joder, chico, relájate ahí un poco". Pero sí, sí, hay una parte de la izquierda, que además es numerosa y grande, que no tiene sentido del humor ninguno, y me aburren y me dan una pereza terrible. Pasa en todos los aspectos de la vida, pero a mí, pues me afecta o me duele entre comillas más que venga de la izquierda.
Yo creo que ha sido así toda la vida, lo que pasa es que ahora como vivimos en esta especie de inquisición máxima de las redes sociales y de la indignación colectiva y las avalanchas de odio y que como todo el mundo tiene acceso directo a las personas a través de las redes sociales pues tienes acceso directo también a insultarle y a tratar de juzgarles, pues se ve más, pero creo que es una cosa de toda la vida.
En general, me hace muchísima gracia eso de que España es un país con un gran sentido del humor, porque es rotundamente falso. Es mentira, y está alejadísimo de la realidad. Humor tienen los británicos o los estadounidenses. Chistes que salen en horario de máxima audiencia en EE UU no sólo en late nights, sino en Padre de familia, aquí serían objeto de lapidación, despido y un largo etcétera y allí los guionistas ganan cientos de miles de dólares por hacerlo.
Además de otras cosas, eres un tuitstar, con 184.000 seguidores. A menudo has usado ese altavoz para denunciar situaciones como la basura de comida que se ofrece en hospitales públicos, contando el caso de tu madre cuando estuvo ingresada, o actitudes racistas o fraudulentas en el deporte, como un fichaje del Rayo Vallecano o el comportamiento del presidente de la federación de baloncesto. ¿Es Twitter un arma revolucionaria, como lo quieren definir algunos o los tuiteros viven en una burbuja y luego la vida va por otro lado?
Yo creo que es un medio como otro cualquiera pero que tiene un alcance muy limitado. Se tiende a pensar que Twitter es España y no. Yo lo que más he aprendido a raíz de salir en televisión es que no tenemos ni idea, o no tenía yo ni idea, de lo que es ser popular o de lo que es la "vida real". Creer que con Twitter uno puede modificar o cambiar la realidad o ser más útil que de otra manera es absurdo. Es absurdo, y eso que es una red muy influyente porque a los periodistas les gusta mucho. Es una red muy de periodistas, pero también es verdad que la influencia de los medios de comunicación es muy limitada. La influencia hoy día de las grandes cabeceras de periódico es limitadísima. Si tú miras las dos últimas grandes dimisiones de cargos públicos, que pueden el ministro Soria y el fiscal general anticorrupción, son por exclusivas que en España han dado El Confidencial o Infolibre, que son dos diarios digitales, con lo cual el hecho de salir en el periódico tampoco te asegura ninguna influencia de nada. Es más, yo creo que es más bien al contrario, no hay más que mirar a lo que ha pasado con las primarias del PSOE, por ejemplo, o el efecto en las encuestas después de que Pedro Sánchez haya sido elegido líder con todos los grandes medios de comunicación en contra sin excepción, te da una idea de que a lo mejor es casi perjudicial que los medios te apoyen.
Creo que estamos en un momento de cambio de paradigma y que lo que nos creemos que es influyente, no lo es. A mí salir en la tele, lo que ve la gente de verdad, la popularidad que yo estoy viviendo, me parece que es un millón de veces más influyente que el periódico más influyente y esto te da una idea de lo que la gente ve y dónde está la gente y lo que es el mundo real. Y eso está muy bien.
También en una entrevista has comentado: "Con Twitter he abierto muchas puertas laborales, pero me he cerrado muchas más". ¿Qué tipo de puertas cierran las redes a un periodista?
Hombre, yo me imagino que habrá muchas empresas que no me quieran contratar porque saben lo que opino, evidentemente esa puerta te la cierras, más que las que te abre. Cuando das para todos lados, digamos, ofendes a todos y te quedas sin trabajo. O por ejemplo con la publicidad, pues estoy seguro de que no hago mucha más de la que hago, que es una cosa que no me genera ninguna contradicción sino que me gusta, pues porque evidentemente una persona que se posiciona así y se hace ofensiva para un montón de gente pues te cierra puertas. Yo lo asumo, lo entiendo y no pasa nada.
Escribiste un libro sobre futbolistas de izquierdas. ¿Viste necesario reivindicarlos? En un mundo como el fútbol de élite, con el sistema económico que impera, desde fuera parece casi imposible mantener posturas de izquierdas…
Más que nada, igual que te digo lo de Twitter, no creo que tenga que cambiar nada yo, ni que tenga que influir en nada y desde luego no creo que tenga ese poder ni esa popularidad para hacerlo. Yo hice este libro porque a mí me hubiese apetecido leerlo, que no existía y que yo sentía curiosidad por estas historias. Me gusta la política y lo que más me gusta del fútbol es la parte social que tiene, que como es tan grande y tan arrasador engloba mucho más que el propio deporte. No se trataba de reivindicar la figura de nadie, no creo que deba ser mi intención. La motivación para hacerlo no era mostrar nada, son historias curiosas que a mí me apetecía leer, que yo quería investigar y que he tenido la suerte de que había alguien que me las ha querido publicar.
Y en esta línea de hacer libros que te apetece leer, ¿qué otros sectores de la sociedad crees que necesitarían un libro así?
Tengo uno que está empezado y que si algún día tengo tiempo y esta avalancha de trabajo para me sentaré a escribirlo, que es un libro sobre la figura de un boxeador que es Urtain. Es un tipo que tuvo una popularidad increíble en España en los 70, una figura con un montón de implicaciones políticas, su relación con el franquisimo, siendo vasco además, es una figura sobre la que se ha escrito mucho, hay un par de libros sobre él, incluso se ha hecho una obra de teatro muy famosa, pero me parece que falta una perspectiva, y que es lo que a mí me gustaría hacer. Está empezado, incluso tengo ya una entrevista hecha y más o menos tengo claro lo que quiero hacer, pero la realidad es que no puedo. Tengo dos hijos, tengo mucho trabajo y ahora mismo no puedo hacerlo.
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Los tres de… Quique Peinado
Tres películas: Amanece que no es poco (José Luis Cuerda, 1989), El Padrino II (Francisc Ford Coppola, 1974) y Deseando amar (Wong Kar-wai, 2001).
Tres libros: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (Oliver Sacks), Plomo en los bolsillos (Ander Izagirre) y Fútbol contra el enemigo (Simon Cooper).
Tres programas de televisión: Me gusta Salvados, El intermedio y, por poner uno mío, Radio Gaga, de Cero.
Tres canciones: Hurricane (Bob Dylan), Suzanne (Leonard Cohen) y Sparkye’s Dream (Teenage Fanclub).
Tres momentos históricos: El gol de Tamudo al Granada, por el Rayo Vallecano (en la temporada 2011/ 2012), que nos salvó (el tamudazo), el 3 de mayo de 1921, el día del nacimiento de Sugar Ray Robinson, porque ese día nació también mi hijo mayor, Sugar Ray Robinson a principios del siglo pasado y mi hijo el mayor hace tres años, y 25 de julio de 1965, cuando Dylan enchufó la guitarra en el festival de folk de Newport.
Tres referentes: Pues uno deportivo, Sócrates, uno personal, mi madre y uno político, Salvador Allende.
Tres lugares para visitar: Lanzarote, Lisboa y Nueva York.
*La foto de encabezamiento es una captura del canal La cisterna por Quique Peinado de Flooxer.