El fabricante de automóviles japonés Mitsubishi Motors confirmó el pasado lunes 12 de julio que ha saldado una multa de 25 millones de euros impuesta por la justicia alemana por prácticas relacionadas con el dieselgate, al sospechar que la compañía incumplió las normas debido a una falta de control por parte de directivos intermedios del grupo.
La fiscalía alemana acusaba a Mitsubishi de haber instalado un programa informático ilegal en algunos de sus modelos diésel que manipulaba el nivel de emisiones. La multa no fue apelada por Mitsubishi Motor, según el portavoz de la empresa, aclarando que pagaron la suma antes de finalizar marzo.
Según la agencia Bloomberg, con el pago de la multa, el socio de Renault y Nissan puso fin a una investigación de la justicia alemana, que en 2020 había allanado varios sitios de la empresa.
La compañía japonesa afirmó que no había cometido "ningún fraude" en los niveles de contaminación de sus vehículos diñesel despues de estos registros, concentrados especialmente en sus motores de 1,6 y 2,2 litros cerificados según las normas EURO 5b y 6b.
El escándalo de los motores diésel manipulados conocido como dieselgate estalló en 2015, cuando el fabricante de Volkswagen admitió haber introducido en 11 millones de vehículos con software capaz de distorsionar los niveles de emisiones.
Según el portavoz de Mitsubishi, la multa "establece que en el pasado se produjeron violaciones debido a la negligencia de las tareas de supervisión relacionadas con los procedimientos de aprobación".
"No se comprobó que se hubieran violado esos procedimientos a sabiendas o deliberadamente", y la fiscalía de Frankfurt "no identificó ningún comportamiento intencional o fraudulento", añadió.