María José Blanes, más conocida como Pepa Blanes, se formó como periodista, y no pudo desligar su trabajo en comunicación, tanto en prensa escrita como en radio, de su férrea atracción hacia el cine. Siempre bajo una mirada crítica, busca los ingredientes políticos y sociales presentes en las películas para desglosarlos y, como señala el título de su libro, Abrir los ojos (Fuera de ruta, 2021).
"A mí siempre me acusan de meter política en el cine, y yo siempre digo que yo no meto nada, que es que las películas, el cine, loso relatos, todo, contiene una idea política del mundo", decía en una entrevista para Efe. Así que, la editorial Fuera de Ruta se puso en contacto con ella porque querían publicar un libro de cine, no sólo como productos de entretenimiento, sino como un objeto artístico con perspectiva política para contar historias.
Abre los ojos es un análisis de quién está detrás de las películas y qué intenciones tiene cuando la hace, qué quiere contar y qué se dejan por el camino. ¿Por qué es tan importante esta toma de conciencia sobre algo que no deja de ser un entretenimiento?
Creo que lo que hace el cine, al final, es hablar de nosotros mismos y hablar de nosotros mismos a través de las historias, de gente que inventa unas historias sobre el momento presente. Entonces, el cine no son sólo historias que disfrutamos, aunque por supuesto es la norma número uno, pero además es la manera en la que nosotros nos representamos y nos contamos y la manera en la que influye en cómo luego a nosotros mismos nos entendemos y nos volvemos a reconfigurar. Es decir, que hay como un feedback de lo que tú estás viendo en la pantalla y luego en lo que la pantalla te dice a ti. No es una cosa unidireccional. Entonces, esto que me parece tan bonito, el cómo a través de las historias podemos cambiar o de cómo nosotros podemos cambiar en las historias, creo que está en todas las películas, tanto en las que son de entretenimiento como las que son historias de temas más profundos. Me interesaba sobre todo poner el foco ahí. Decir que aunque estés viendo una peli de James Bond que estás disfrutando muchísimo, también hay ideología, también hay cosas que te están contando, y es bonito e interesante atender a todo esto. No hay película exenta de ideas políticas.
Cada capítulo elige un tema, que va de lo particular (una película, un personaje) a lo general (las mujeres, la clase trabajadora, la pobreza). ¿Cómo los elegiste? ¿Se ha quedado fuera alguno?
No tenía ya más tiempo (risas). Pues mira, la elección fueron temas que estuvieran en el debate y que no se repitieran, por ejemplo, hay un capítulo sobre lo trans y quería hacer uno sobre la comunidad LGTBIQ, pero bueno, pensé que al final iban a tener muchos argumentos muy similares a los del colectivo trans. Mi intención era que los capítulos fueran lo más diferentes posibles y que fueran temas que de alguna manera sirvieran de actualidad, y claro que podría haber seguido. Me han quedado muchos, un tema que estaba dudando si incluir o no y luego, fíjate, podría haberlo hecho perfectamente, es el de la memoria histórica. Es uno de los que me da pena que finalmente se haya quedado fuera. En ese momento pues porque no sabía muy bien cómo abordarlo, si lo abordaba desde “hace falta la gran película de la memoria histórica”, y después llega Almodóvar y hace una película sobre las fosas comunes, llega Carlos Saura y hablar de la Guerra Civil y dijo joder, ahora está más de actualidad que nunca. Se me quedó el tema por ahí porque dudaba sobre cómo hacerlo, pero me parece interesantísimo porque realmente no tenemos una gran película de la memoria histórica. Y el resto de debates eran cosas que me interesan, cosas que yo creo que nos interpelan, como el feminismo o el amor romántico en Pretty Woman, la situación de la ley trans, que ha sido el gran debate de este año o las clases sociales, que están presentes en varios, los conflictos, el villano de Bond.
Me parece extremadamente interesante el capítulo que dedicas a las películas de acción y más particularmente a James Bond para ilustrar la necesidad de tener un enemigo que se transmite desde el poder político para unificar a la población y cómo ese enemigo va evolucionando… ¿Dónde podemos ver reflejado eso?
Yo creo que a través de todo. Quizás el mundo de los súper héroes es diferente porque, al no tener o borrar las nacionalidades, es más complicado. También porque el mundo Marvel ha evolucionado mucho, no sólo en el cine sino también a través de los cómics. Pero yo creo que en todas las pelis de Hollywood, a los malos les da por asaltar la Casa Blanca; primero fueron los extraterrestres durante un tiempo, eso es una cosa que recoge muy bien Chomsky, que dice que para mantener un país unido de esa manera siempre había que tener un enemigo exterior. Que la culpa de todo fuese de los comunistas rusos, o los extraterrestres… siempre el enemigo es alguien de fuera. Y cómo de repente llega un momento en la ficción, con la crisis económica y el auge de la extrema derecha en el que el enemigo está dentro. Eso también se empieza a reflejar, tanto en James Bond como en muchas películas como el Batman de Heath Ledger. El enemigo es Occupy Wall Street. Es significativo cómo esto va cambiando y cómo la sociedad coloca sus miedos en sus enemigos. Eso también se ve en el cine.
Algo así aparece en el retrato que haces del joker y su relación con la sociedad actual. Ahora que se habla tanto de salud mental, ¿hay muchos potenciales jokers entre nosotros?
Sí, Joker es una de las películas que más debates genera, por ejemplo, Pedro Vallín que también ha escrito un libro de cine piensa que Joker es una película muy de derechas. Yo lo que creo es que lo que refleja es que cuando efectivamente, alguien que no tiene acceso a la sanidad y en el caso de la salud mental es todavía más problemático que cualquier otra enfermedad, porque hay menos medios y porque de esa atención depende el comportamiento en sociedad de esa persona y la vida plena. Entonces creo que el Joker es una víctima de ese sistema neocapitalista que no permite tener una sanidad pública, universal y gratuita. Y al no tener acceso a una sanidad, no tiene pastillas, no tiene medicación, y acaba haciendo cualquier acto. Además esta es una sociedad que de entrada, aunque no tengas un problema de salud mental, expulsa al que no sigue la norma, y eso también lo refleja el Joker, porque hay una serie de personajes que tampoco serían el ejemplo de el hombre blanco heterosexual y también acaban quedando en los márgenes. Entonces sí, claro, estamos en un sistema que genera monstruos y, o paramos esa desigualdad, o los monstruos seguirán generándose. Y de alguna manera los culpables seremos todos nosotros, no sólo el monstruo que actúa.
Hay un capítulo dedicado al racismo (aunque de alguna manera aparece también el tema en el que dedicas al orientalismo), y aunque es verdad que en casi todos los capítulos hablas del cine mundial y de casos españoles, en este en particular me llama la atención que no hayas dedicado más atención al racismo que se vive en España, que no es solamente contra los negros, que también, sino contra los gitanos o los latinoamericanos. ¿Cómo vas eligiendo los ejemplos que te sirven para hilar el libro, hay una intención en que sean de Hollywood o sirven al argumento del libro?
Por un lado porque me interesaba la manera en que estos directores afroamericanos habían entrado en Hollywood y cómo habían ido creando películas que iban más allá de la mera denuncia social. Al conquistar la taquilla, han expresado temas que les repercutían a ellos y a toda la sociedad, que había cuestionado el racismo existente y estructural, no sólo en la sociedad americana sino también en la propia lista de Hollywood. Y también de cómo Hollywood ha hecho, durante todos estos años, enormes esfuerzos por cambiar, quizás por la vergüenza propia... pero bueno, ahí están esos avances en la Academia. Aun así, queda mucho por hacer. Pero en esa entrada en la industria, no sólo en los premios, sino a la hora de hacer series, películas o abrir los temas, ha habido un estallido tremendo y creo que en España con las personas racializadas todavía no ha ocurrido. Me gustaba la avanzadilla, que eso lo ha hecho Jordan Peele y otros directores, de utilizar cosas más sesudas. No sólo hacer critica social o una película realista, sino como a través de “Déjame salir” se habla de muchísimas cosas y no lo parece a priori. A simple vista el espectador parece que está viendo una peli de terror en la que se lo va a pasar bien.
La inclusión de la diversidad tiene un poco que ver con esto, con cómo se están empezando a hacer personajes que no tienen unas características definidas que pueden hacer personas negras o trans que no necesariamente tienen que hacer de personas negras o trans, sino que puedan hacer papeles de cualquier otra cosa, del tendero de la esquina o de la panadera. Pero cuando se abordan películas que tengan un poco más de interés histórico hay gente diciendo que son anacronismos. ¿Cómo lo ves tú?
Creo que hay tantos anacronismos cuando se hace una película que poner el foco en esto y no ponerlo en la música o en la ropa… simplemente hay que mirar Hércules de Disney que tiene muchos fallos históricos y sólo ponemos el foco en si el protagonista cambia de color de piel o género. A mí no es algo que me importe. Entiendo que si el objetivo del director es hacer algo muy realista, pues evidentemente ese cambio no se va a producir en esa película. Por ejemplo, en la serie Los Bridgerton tiene un protagonista racializado. En aquella época las personas racializadas no pertenecían a la alta sociedad, pero hacer ese juego en una serie que en realidad es un culebrón y no tiene que demostrar la cruda realidad, pues no me parece ningún escándalo ni que vaya en contra de la propia ficción. Entiendo que si un director quiere mostrar un realismo hiper veraz, pues no lo haga. Pero ese cambio narrativo no me parece tan grave. Si tuviéramos que rechazar todas las películas que contienen un anacronismo, rechazaríamos películas sin parar… Esas críticas desvelan un racismo soterrado.
Al final no es el objetivo del cine, no deja de ser un entretenimiento, no es un documental. Por ejemplo, acabo de ver una película de la industria del porno en la en toda la película aparecen actores porno. No es un documental pero los actores se interpretan a sí mismos por aquello de lograr la veracidad. Entiendo que ahí, pues este truco narrativo no se va a hacer.
También me llama mucho la atención cómo para hablar de la representación de la clase trabajadora aprovechas también para hablar de la representación de las mujeres de la clase trabajadora, y cómo cambia la mirada cuando es un hombre quien cuenta la historia y cuando es una mujer. Esto es bastante transversal, ¿no?
Si cogemos a un director como Ken Loach, que siempre ha tratado la clase trabajadora, la primera definición de clase trabajadora de sus primeras películas hasta la definición de clase trabajadora de ahora en un mundo con una economía totalmente mal llamada colaborativa, pues es evidente que el concepto ha tenido que cambiar. Quién entra, quién quiere entrar y quién no. También nos han hecho pensar que todos éramos clase media y nos dimos cuenta de que no es así. Y esto de pertenecer a la clase trabajadora estaba mal visto. Cuando empieza el cine de Ken Loach, era un orgullo de clase, pero ese orgullo va desapareciendo y ahora puede que esté habiendo un resurgir. Creo que la idea de clase trabajadora tiene que lidiar con otras identidades, que no es nada malo, y con esas identidades tiene que ir encauzándose en cada uno de los lugares. Es complicado y muchas veces el cine ha obviado este tema, salvo algunas excepciones. Ahora ha salido la película de El buen patrón de Fernando León de Aranoa que también habla de cómo nos comportamos en el mundo laboral, el tema de la meritocracia, el de esconder nuestra propia identidad… que es bastante interesante.
La ponen muy en común con Los lunes al sol. No sé si también hay una evolución en el tiempo que ha pasado entre las dos películas en esa visión tal y como hablas del cine de Ken Louch.
Sí, porque en Los Lunes al Sol lo que vemos es un grupo de trabajadores que se van al paro, se asocian, se ayudan y tratan de evitar ir al paro en una época de desindustrialización provocada por el partido socialista. Y lo que vemos en El buen patrón es un sindicato que no existe, un sálvase quien pueda. Dice Fernando León que tiene que contarlo desde la comedia porque si no sería una cosa durísima. Realmente funciona muy bien ese espejo de lo que pasa en ambas películas con el paro, con los compañéros, con los jefes, cómo ha cambiado el trabajo y las nuevas identidades… Y es cómo ese salto temporal permite ver cómo éramos, como somos y qué ha pasado entre medias.
Respecto a las diferentes formas de construir la identidad, también lo mencionas en el libro con las mujeres. Cómo son las mujeres de la clase trabajadora retratada y esa diferencia que hay entre cuando la retrata un director hombre y cuando la retrata una directora mujer. Los ejemplos que mencionas, yo lo he pensado con el cine de Vigas Lunas pero en especial con la Juani.
Y son películas fantásticas, tanto Yo soy la Juani como Hermosa juventud, y sí que es cierto que hay mucha diferencia entre una y otra. Las dos están dirigidas por hombres, por Vigas Lunas y por Jaime Rosales, respectivamente, y hay diferencias entre ellas por el cambio de tiempo; antes de la crisis y después de la crisis. Pero ya cuando incluimos El olivo o La hija de un ladrón, que están dirigidas por mujeres, en el retrato de esa mujer ya no está la sexualización. Está la precariedad, pero ese retrato sexualizado desaparece. Y no porque no pueda usarse un retrato sexualizado, muchas mujeres de la clase obrera tendrán que enfrentarse a ese hándicap, pero creo que la mirada y la forma en la que se rueda cuando hay directores o directoras es diferente. Y eso significa que cuanta más variedad haya en quién está detrás de las cámaras, habrá retratos mucho más variados y menos estereotipos de la clase trabajadora o de cualquier otro colectivo.
Claro, porque volviendo al principio de la conversación, lo que tú decías de cómo nos contamos las cosas, cómo se va construyendo, y yo no sé si todo esto al final fija la historia como creemos que ha sido, como pensamos que han sido las cosas hasta ahora y si eso finalmente está cambiando desde el punto de vista del relato audiovisual.
Yo creo que sí que está cambiando. Las plataformas tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, no pagan impuestos muchas veces… Pero también han traído una apertura y la posibilidad de que otros colectivos que no estaban representados empiecen a representarse a sí mismos, y eso es importantísimo. Que de repente una chica como Lena Dunham pueda hacer su serie con su cuerpo, se desnude cuando quiera y haga lo que quiera. O que una actriz negra pueda crear sus monólogos contando cómo ella ha vivido ser actriz negra en Hollywood. Y así sucesivamente. Y creo que eso lo han dado las plataformas, que a su vez han hecho que medios y distribuidoras se abran a contar esas historias, y ahora mismo hay una diversidad en cuanto a los relatos que no había hace unos años, y yo creo que eso es muy positivo. Que todavía queda, sí, claro que queda, pero esto se ha abierto muchísimo y está haciendo que los estereotipos caigan por su propio peso, no porque sean falsos, sino porque son incompletos. Claro que hay mujeres prostitutas, claro que hay mujeres amas de casa, que son los roles que el cine siempre nos ha asociado, pero hay muchas más mujeres. Entonces, cuantas más tipos de mujeres veamos, de más maneras y de más formas, pues mucho mejor porque más gente podrá sentirse representada. Y así con el movimiento LGTBI, con las personas trans, etcétera.
Te hago un cuestionario rápido.
Dos películas: pues mira, Annie Hall y La red social.
Tes programas de televisión: El club, Días de cine y Ver-Mú en Movistar, tengo que decirlo.
Tres canciones o discos: Un buen dia de Los Planetas, Common people de Pulp y cualquier disco de Morrisey.
Tres libros: Ahora está muy mal visto... pero Conversacion en la catedral de Vargas Llosa, me gustan sus libros de su primera etapa , me gusta El acontecimiento de Annie Ernaux y Muerte en Venecia de Thomas Mann.
Tres referentes: Pues mi padre, Annie Ernaux y Noam Chomsky.
Tres momentos históricos: así que me apasionen… el Imperio romano, es una cosa tremenda. La Guerra Civil por todo lo que ha supuesto. Y me gusta mucho la Pimera República con Cancelas y Pi y Margal. Tres lugares para visitar: Roma, París y Nueva York.
*La foto de encabezamiento es de Pepa Blanes.