El protagonista de esta entrevista ha dejado grandes momentos en la historia de la televisión en España junto a Fernando Schwartz. En el terreno literario, ha sabido acercar al público a la música clásica de una manera muy atractiva con la obra Tócala otra vez, Bach. Se caracteriza por su claridad meridiana al hablar sobre cualquier asunto y un toque pícaro de niño travieso, que casi siempre está presente.
La primera vez que tuve conocimiento de tu existencia fue un día llegando a casa del colegio y sintonizando aquel mítico Lo + Plus. ¿Qué ha supuesto para ti tu paso por ese gran programa de la sobremesa española de los 90?
Hice feliz a mucha gente durante muchas tardes durante seis años, gané dinero y me permitió corroborar esa máxima que tengo colgada en Twitter: ubi libertas, ibi patria (donde está la libertad está la patria). La libertad que me dio la empresa para elegir invitados, crear sketches y diseñar secciones fue prácticamente ilimitada. También nos dieron varios meses para despegar, cosa que contribuyó a que nuestros defectos se convirtieran en nuestro "inimitable estilo". Los buenos programas de televisión son los que la gente recuerda al cabo de los años y de Lo + Plus aún se acuerda la gente con cariño. Además, creamos escuela, en el sentido de que otros programas nos han copiado o adaptado cosas: por ejemplo La pregunta incómoda de Gonzo a Wyoming en El Intermedio es la adaptación de La pregunta peliaguda que le hacíamos nosotros a los invitados. Y si Wyoming juega con su orientación sexual y sus escasas dotes amatorias ante Sandra Sabatés es porque vio que funcionaba cuando yo lo hacía con Ana García-Siñeriz. También hay quien nos ha copiado mal. Las patochadas de Pablo Motos con sus invitados son un quiero y no puedo de nuestros gags en Lo + Plus y producen tanta vergüenza ajena que no he podido ver de ese programa más que unos cuantos frames. Pero de Lo + Plus todo son buenos recuerdos.
¿Cuál sientes que ha sido el periodo televisivo con el que más has aprendido y te has sentido más feliz?
A diferencia de otros personajes televisivos, a los que les han perdonado, uno detrás de otro, fracasos de audiencia garrafales, a mí no me han perdonado ni una. Maldita la Hora no funcionó en 2001 y desde entonces no he tenido la oportunidad de presentar o dirigir otro programa. Por tanto el único "periodo televisivo" de mi vida son los 6 años al frente de Lo + Plus, de los que estoy muy orgulloso.
De las entrevistas a personalidades y famosos que has realizado a lo largo de tu carrera, ¿cuál destacarías como la que más te gustó realizar? ¿Por qué?
Había personajes que con el solo hecho de aceptar venir al programa ya te estaban honrando. Por ejemplo, la mezzosoprano Teresa Berganza, que detesta la televisión, solo accedió a venir a nuestro show. Anthony Hopkins se relajó tanto en Lo + Plus que acabó haciendo imitaciones, como si estuviera en El Club de la Comedia: Marlon Brando, John Mayor... Además de asustarnos en directo con el mítico "chuip chuip" de Aníbal el Caníbal.
Periodista, escritor, guionista, presentador de radio y televisión, humorista… ¿En cuál de todas estas facetas te has sentido con mayor destreza, toda soltura y comodidad?
La comodidad para mí no depende del medio, sino de lo que te dejen hacer en él. Radio El País fue una época magnífica en la radio, Lo + Plus en la tele. Me gusta ahora escribir en Público o hacer arengas políticas en En la frontera o TV3. Mientras pueda probar y experimentar, disfruto más que Shrek en su charca.

¡Cuántas veces hemos escuchado en los últimos años El País ya no es lo que era! Me gustaría saber qué balance haces de la caída en picado del prestigio de este diario siendo hijo del gran Javier Pradera, uno de sus fundadores.
Cuando Cebrián, que en la época pre-crisis había en enloquecido cual minero californiano en la fiebre del oro, le planteó a Javier Pradera que quería sacar El País a bolsa, mi padre, que era mucho más sabio y prudente que él, le advirtió de que eso iba a significar la muerte del periódico, porque ya no se deberían a los lectores, sino de los grupos económicos de presión. Cebrián no le hizo caso y mi padre dimitió del Consejo de Prisa. Toda la "época Mordor" de El País, que acaba de terminar con la defenestración de Antonio Caño y sus esbirros y el nombramiento de Sol Gallego-Díaz, no ha sido más que el cumplimiento de la profecía que Cebrián escuchó de labios de Javier Pradera y que ignoró, con su soberbia habitual, de forma olímpica.
¿Qué valoración haces sobre el estado en que se encuentra el periodismo en nuestro país? ¿Consideras que buceando por redes como Twitter o Facebook ya logras estar informado correctamente de lo que acontece a cada momento?
La Universidad de Oxford dice que los medios de comunicación españoles son los segundos menos fiables del mundo. Yo me informo por algunos digitales independientes y por El Intermedio. Twitter es solo para divertirme y hacer activismo de salón.
Si tuvieras que recomendar un medio digital para estar al día de lo que ocurre a nuestro alrededor respetando y siguiendo los principios del periodismo, ¿cuál elegirías? Cuéntame por qué.
El País digital ha resurgido de sus cenizas. También es bueno El Confidencial. Y por supuesto, Público, eldiario.es e Infolibre. Son fiables porque han comprendido que un periódico se debe a los lectores, no a los anunciantes ni a los grupos económicos de presión.
Además de tu despido en Onda Cero por tuitear la noticia de la imputación de Mauricio Casals, ¿tus manifestaciones en esta red social te han seguido pasando factura y se han acabado más colaboraciones? ¿Has borrado tuits del pasado por "miedo" a que puedan ser usados contra ti?
No ha sido un despido, ha sido un cese temporal de la convivencia, por un malentendido, que Julia Otero me ha ayudado a aclarar. Vuelvo en septiembre a Julia en la Onda y ya está todo olvidado.
El día que me contrataron para ir de tertuliano a El Gato al Agua retuiteé un tuit que no les gustó nada y me despidieron una hora antes de mi debut. Al día siguiente me llamaron de El Cascabel y estuve un año con ellos hasta que un obispo y Hermann Tertsch forzaron mi despido.
He borrado tuits por tres razones: porque me parecían malos o gratuitos, porque tenían faltas de ortografía o porque eran una reacción a una información que luego se demostró falsa o intoxicadora.
¿De dónde viene tu profunda pasión por el mundo de la música clásica?
Mi madre, Gabriela Sánchez Ferlosio, tuvo la brillante idea de ponerme de pequeño un profesor de guitarra muy especial, que era un músico de éxito, especializado en la Edad Media y el Renacimiento. Eso, y el hecho de que por mi casa circularon siempre muchos discos de música clásica, contribuyó a que me convirtiera en un melómano.
Siempre he tenido curiosidad por saber cuál fue tu reacción, siendo un rojo declarado, al tener conocimiento de que uno de tus abuelos, el novelista Rafael Sánchez Mazas, fue uno de los miembros fundadores de Falange Española
Cuando yo vine al mundo (1958) mi abuelo llevaba ya lustros alejado de la política, entre otras cosas, porque despreciaba a Franco. Era un tipo con gran sentido del humor y una prosa más que aceptable y se llevaba bien con mi padre. Me preocupé mucho cuando leí en Soldados de Salamina, la novela de Javier Cercas, que había sido el ideólogo de la Guerra Civil. Lo hablé con mi padre y me dijo que era una hipérbole literaria del novelista. En otras palabras, que si no hubiera existido mi abuelo, la Guerra Civil se habría producido igualmente y habría sido igual de cruenta.

Eres socio de FACUA y has logrado a través de la asociación que Endesa dejara de acosarte reclamándote una deuda inexistente, además de que se le impusiera una multa de 20.000 euros. Esta práctica de acoso está muy extendida. ¿Qué le dirías a los que estén pasando por lo mismo, pero no se atreven a denunciar?
Les diría que en España los organismos públicos de control, aunque son más lentos de lo que debieran, funcionan correctamente y que se rebelen ante la prepotencia y la mala fe de las grandes compañías, bien a través de FACUA, bien a través del juzgado correspondiente. Hay que ser honesto, eso sí, y saber cuándo llevas razón. En caso contrario te conviertes en Màxim Huerta, que llevó a los tribunales a la Agencia Tributaria porque no le dejaban desgravarse como "lugar de trabajo" un chalé en la playa e hizo el más estrepitoso de los ridículos.
Has participado activamente en la campaña de FACUA Lucha contra los abusos, estado en el Ateneo de Madrid apoyando a la asociación en la presentación de su manifiesto Contra la ilegalización de FACUA, por la libertad de expresión en agosto de 2012… ¿Cómo valoras desde el punto de vista de un usuario más la lucha de esta asociación en defensa de los consumidores desde hace décadas?
Si la prensa es el cuarto poder del Estado, FACUA ya es el quinto por la labor de contrapeso y denuncia que ejerce frente a la manipulación y el abuso de las grandes corporaciones. Para mí, FACUA es como otra institución del Estado, como otro Defensor del Pueblo.
Los tres de... Máximo Pradera
Tres películas: El Tercer Hombre, El Padrino y Tierras de penumbra.
Tres libros: La isla del tesoro (Robert Louis Stevenson), El misterio de la cripta embrujada (Eduardo Mendoza) y 1984 (George Orwell).
Tres programas de televisión: El Intermedio, Salvados y el Un dos tres de Kiko Ledgard y Mayra Gómez Kemp.
Tres canciones: Sapore di sale, Happiness is a warm gun y Balada de la prisiones de verano de 1968.
Tres referentes: Albert Camus, Javier Pradera e Iñaki Gabilondo.
Tres lugares para visitar: Roma, Nueva York y París.
Tres momentos históricos: La Revolución Francesa, el estreno de La Consagración de la Primavera en París en 1913 y la muerte de Franco.
*La foto de encabezamiento es de Adrià Costa.