Compras

El negocio del miedo: mascarillas contra el coronavirus

De no llegar a 4 euros hace días a venderse por 1.000. Detrás de la histeria colectiva siempre hay alguien que saca partido aprovechándose del terror de los consumidores.

Por Lydia López

Miedo. Es lo que mueve el mundo y aquellos que buscan enriquecerse lo saben. Ahora está pasando con la crisis del coronavirus o Covid-19, su nombre oficial. Las noticias de la propagación de este virus acrecientan la histeria de los consumidores, que acuden en masa a farmacias y establecimientos para acabar con las existencias de las mascarillas quirúrgicas y el gel desinfectante.

Da igual que la Organización Mundial de la Salud (OMS) indique que las personas sin síntomas respiratorios no requieren su uso "dado que no hay pruebas de su utilidad para proteger a personas sanas" y recuerde que su utilización debe dejarse a enfermos y a quienes cuidan de ellos en viviendas y hospitales. La demanda de estos productos creció la semana pasada un 8.000% con respecto a la misma fecha de 2019, según la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar). Y con la limitada oferta, nacen los listos para hacer negocio.

Amazon, Wallapop y otras plataformas han visto cómo aparecían vendedores de mascarillas a precio de oro. En el gigante comercial Amazon, por ejemplo, se han llegado a ver las de filtro FFP -que sí protegerían del virus al tener un filtro- por un valor de más de 1.000 euros. Una mezquina especulación de venta como pocas ha habido. Desde la multinacional señalan que "los colaboradores comerciales ponen sus propios precios en nuestra tienda pero tenemos una política para ayudarles a definir los precios de forma competitiva". Claro está que ante la polémica del desorbitado precio, han afirmado que tomarán medidas: "Rastreamos nuestra tienda de forma activa y retiraremos las ofertas que violen cualquiera de nuestras políticas".

Las histeria llega hasta el punto de que se "ataca" el almacén de los hospitales y de manos de los propios profesionales. Un médico del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga era pillado y expedientado esta semana al intentar robar 300 mascarillas. Ya sea para hacer negocio o para dárselas a sus allegados, está claro que el miedo colectivo nubla el juicio y que con esa acción lo único que se hace es perjudicar a los pacientes y personal del hospital.

Y es que comprar masivamente estas mascarillas puede suponer un auténtico problema de abastecimiento para hospitales o centros de salud que sí necesiten de su uso. Los pacientes que realmente las requieren urgentemente, como los enfermos oncológicos o pacientes con algún tipo de alergia, se encuentran que no tienen existencias y para ellos sí que puede ser un problema. Seamos sensatos, que no es cuestión de "venga, aquí no pasa nada de nada" pero que como dicen los expertos: prácticamente con cuidar la higiene basta.

En esta polémica muchos han sido los que han alimentado esta histeria. Las sospechas de declararla pandemia han hecho que los medios intensifiquen los minutos y folios de periódicos haciendo recuento de afectados y no precisamente llamando a la calma en la mayoría de los casos. Ahí tenemos los directos de los periodistas hablando a la cámara con la mascarilla puesta, no se vaya a contagiar el micro mientras hablan en los informativos.

De esta manera es normal que el usuario que está en su casa que no recibe más información que la que le cuentan estos periodistas entre en cólera y piense que está ante otro virus más dañino como el ébola. Pero lo cierto es que, más allá de no caer en la banalización de lo que es el coronavirus, la propia OMS en sus recomendaciones no indica el uso de mascarillas y alerta de que "puede causar un coste innecesario, dificultades de abastecimiento y crear una falsa sensación de seguridad que lleve a descuidar otras medidas esenciales como la higiene de manos". Así que la respuesta a qué hacer ante el coronavirus es clara: menos agotar mascarillas y más lavarse las manos.

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Lydia López es periodista y miembro del equipo de redacción de Consumerismo.

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