Estas últimas semanas gran parte de los medios de comunicación se han hecho eco de un hecho de los que, como dice el dicho popular, "no se sabe si es mejor reír o llorar".
Los medios han relatado que toda una serie de trenes totalmente nuevos, cuya producción se había encargado para transitar por Asturias y Cantabria, por una nada desdeñable cantidad de dinero público, no podían ser fabricados ya que no valdrían para cubrir los trayectos previstos.
El motivo de que estos trenes no pudieran ser utilizados no es otro que, aunque suene a chanza (a falta de mejor expresión), los trenes no caben por los diferentes túneles que fueron construidos hace años en los distintos recorridos por los que estos nuevos vehículos debían transitar.
Parece que en Asturias y en Cantabria sus ciudadanos no podrán verse identificados con la canción Peace Train de Cat Stevens, o con las estrofas de la canción Land of Hope and Dreams de Bruce Springsteen, cuyos versos hablan de un tren que lleva almas perdidas, santos y pecadores, perdedores y ganadores..., canción esta última que el músico norteamericano cantó en la investidura del actual presidente de su país natal, Joe Biden.
Pues bien, parece que en España lo que no pueden llevar los trenes que se construyen son a ciudadanos que deseen desplazarse por tierras del Principado de Asturias o de la comunidad de Cantabria.
Y por si lo acontecido en sí, digno de la España de Berlanga, no fuera suficiente, resulta que ocurre sobre las líneas de ferrocarril de carril estrecho, conocidas como FEVE, que llevan años necesitando de una importante actualización, tanto en los trenes que transitan por estas líneas como en lo que respecta a su trazado.
Dicho sea de otra forma, la red FEVE de Asturias y Cantabria necesitaba nuevos trenes, no para garantizar un transporte más confortable, sino para garantizar un transporte en tren que funcionase de forma relativamente eficiente, para garantizar que el ciudadano pudiera llegar a su destino en el tiempo previsto y en el mismo tren en el que había subido, y no en un autocar que tenía que recogerle a mitad de camino porque el tren había descarrilado, se había detenido de manera sorpresiva, o porque un argayo había hecho intransitable la vía.
Sin lugar a dudas, una clara muestra de lo aquí indicado la encontramos en la multitud de escritos que desde FACUA Asturias se han presentado ante distintas autoridades, poniendo de relieve todas las deficiencias que la red FEVE ha sufrido estos últimos años, provocando que los ciudadanos que hacían uso de este medio de transporte se hayan tenido que plantear seriamente realizar sus desplazamientos a través de otras alternativas, bien con su vehículo privado, bien en autobús cuando así existiese una línea por carretera de transporte público que cubriera un desplazamiento igual o similar al que necesitan realizar.
Y si bien la novedad estas semanas está en lo ocurrido en las líneas FEVE de estos dos territorios, la realidad es que otras muchas zonas de España presentan serias deficiencias en el desarrollo del transporte en tren y, curiosamente, son aquellos territorios más periféricos, alejados de la capital del país, los que más problemas suelen sufrir.
En este sentido, un rápido vistazo a la hemeroteca nos permite sacar a la palestra un importante número de casos. Sin lugar a dudas, uno de los más emblemáticos es el de Extremadura. Esta comunidad autónoma posee una importante parte de sus vías sin tendido eléctrico, incluso tiene vías con traviesas fabricadas en 1886 que, por buenas que hayan salido, parece que va siendo hora de ir cambiando. O la inauguración de los supuestos trenes de alta velocidad Madrid-Badajoz, que sufrieron múltiples retrasos y dificultades desde su puesta en funcionamiento, hasta el punto de que Renfe decidió reducir los precios de los billetes y estudiar con Adif modificar los horarios de salida y llegada, todo ello para intentar camuflar estas incidencias ante los ciudadanos.
Y esto sin señalar las carencias en las comunicaciones en tren que sufre la capital, Mérida, u otros municipios con una densidad de población elevada dentro de Extremadura, como será el caso del municipio fruto de la fusión de Don Benito y Villanueva de la Serena, que se espera sea la tercera localidad con más habitantes de toda esta comunidad autónoma.
Por mencionar unos ejemplos prácticos que ilustren lo aquí indicado, podemos afirmar que de Sevilla a Mérida (siendo estas dos ciudades capitales de comunidad autónoma, y por valorar otras conexiones distintas a las realizadas con la capital de España), el miércoles 1 de marzo de 2023 sólo se dispone de dos trenes, de una duración que ronda las 3 horas y 20 minutos, por importe superior a 20 euros. Mientras que en autocar el mismo recorrido se realiza por distintas empresas, alguna de ellas ofrece una frecuencia de cuatro viajes, alguno de los itinerarios con una duración inferior a las 3 horas, y parte de ellos por un precio inferior a los 9 euros. En el caso de Don Benito y/o Villanueva de la Serena que, insistimos, tras su previsible fusión será el tercer municipio más poblado de Extremadura, directamente no poseen tren directo con la ciudad de Sevilla.
Desde FACUA llevamos años sosteniendo que el funcionamiento correcto y eficiente del transporte público tiene efectos positivos para cualquier población como la menor contaminación, la disminución de atascos y la promoción de condiciones de igualdad entre los ciudadanos al otorgarles una posibilidad de desplazamiento con independencia de su edad, estado físico o situación financiera, siendo precisamente el buen funcionamiento del transporte público una forma eficiente de garantizar el cumplimiento del artículo 19 de la Constitución Española, en donde se refleja que "los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional".
Y no podemos olvidar que el artículo 139 de la Constitución Española establece que "1. todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado. 2. Ninguna autoridad podrá adoptar medidas que directa o indirectamente obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de las personas y la libre circulación de bienes en todo el territorio español".
Si no conseguimos superar estas desigualdades territoriales, difícilmente lograremos alcanzar determinados logros sociales que sobre el papel suenan muy bien pero que sin una dotación presupuestaria suficiente y una voluntad política real serán muy difíciles de conseguir.
Así, y aunque sean cuestiones que merecen estudios de gran profundidad que, evidentemente, excederían el propósito de estas páginas, creemos que cualquier persona que lea estas líneas podrá coincidir en que difícilmente se logrará frenar el efecto de la España vaciada si las inversiones estructurales, entre ellas en materia de transporte, no se realizan en todas las regiones, poniendo un especial énfasis en aquellas que más lo necesiten.
Igualmente, de cara a conseguir una mayor sostenibilidad medioambiental, difícilmente se podrá solicitar a los ciudadanos que hagan un menor uso de su vehículo particular para sus quehaceres diarios o para sus desplazamientos por ocio o trabajo, si no se proporciona por el Estado un transporte público eficaz, puntual, cómodo y económicamente accesible.
Por todo ello, y retomando el caso que ha dado pie a la redacción de estas líneas, una vez acontecido el error cometido en Asturias y Cantabria, es evidente que es positivo que se diriman cuantas responsabilidades sean precisas, y se tomen medidas como las anunciadas de bonificación de los billetes de transporte. Pero esto no es suficiente, debe garantizarse una rápida y eficaz solución a este vergonzoso e inexcusable error, que permita, de una vez por todas, que los ciudadanos puedan tomar en consideración las líneas FEVE como un transporte eficaz y accesible en su día a día.
Asimismo, paralelamente, debe continuarse invirtiendo en la infraestructura del transporte en tren en todo el país, haciendo especial hincapié en los territorios periféricos que, por cuestiones diversas, muchas ellas de discriminación histórica, han sufrido un especial abandono de sus infraestructuras ferroviarias. Debe hacerse con premura, evitándose a toda costa que en este país, si se nos permite el símil, continúen existiendo consumidores de clase preferente y de clase turista.
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Miguel Ángel Serrano es vicepresidente de FACUA.