La llamada de Consumerismo no puede ser más inoportuna: Santi Rodríguez (1965) está planchando. "Aprovecho cuando paro en casa para descargar a mi mujer de trabajo, que si no la pobre...". Justamente, el espectáculo que está presentando por toda España se titula Como en casa... La gira, un éxito, apenas le deja unos días entre función y función para descansar en Jaén, su escenario favorito. "Estoy encantado, oye", aclara, antes de arrancar. Pero esta entrevista empieza por el final, el único momento en el que el humorista tensa su bigote y se pone serio. "Por favor, quiero que publiquéis lo agradecido que estoy a FACUA. Para mí, saber que todo ese equipo está detrás velando para que no nos tomen tanto el pelo me deja muy tranquilo", exige el artista. Pues concedido. El agradecimiento es recíproco.
¿Qué hace reír a Santi Rodríguez?
A mí me hace mucha gracia oír a los políticos hablar. Pero es una gracia que luego me provoca acidez de estómago. Por la cantidad de tonterías que escucho, de cosas absurdas que ellos dicen y que creen que nos vamos a creer así, sin más. Y me refiero a políticos de todos los colores, ¿eh? Porque últimamente se está viendo cada cosa... Me hacen mucha gracia, pero en el mal sentido de la palabra. Luego, pues me hace gracia (de la buena) todo lo que sea la imaginación, darle una vuelta a la realidad. Veo mucho ingenio en redes, en Twitter sobre todo. Hay gente que tiene mucho talento para expresar algunas cosas... Todas esas ocurrencias me producen risa, y a la vez admiración por toda esa gente capaz de contar de una forma divertida y original cualquier cosa que ocurre.
¿Le falta aún al género de la comedia el reconocimiento que merece?
Absolutamente. Estoy totalmente convencido. Y además creo que va a seguir siendo así, que eso no va a cambiar. Aquí el prestigio se lo lleva siempre el drama y la gente que lo trabaja. A los que hacen comedia, sin embargo, no se les valora como se debería. Yo siempre defiendo que un actor dramático es complicado verlo en una comedia, pero sin embargo, un actor de comedia puede dar la talla en un drama. Y hay muchos casos recientes que así lo demuestran. Yo siempre cito el de Alfredo Landa como el ejemplo más evidente. De buenas a primeras, interpretó a El crack [película dirigida por Garci en 1981] y fíjate cómo lo hizo. Dejó a todo el mundo alucinado. La comedia requiere una serie de elementos que no siempre se saben manejar bien. Y, además, tiene un elemento final que es la risa. En el drama no se puede valorar si el objetivo se ha conseguido. En la comedia sí. Si no hay risa, malo. Es un género maravilloso, que además exige unos registros que no están al alcance de todos: debes manejar los silencios, los ritmos... Cambias el orden de dos palabras, y ya te has cargado el chiste. Yo soy muy feliz con él, y es el que me da de comer.
El efecto de la crisis sobre la Cultura... ¿Tocó ya fondo?
Debo reconocer que a mí la crisis me ha dado mucho material. Yo no soy partidario de hacer comedia a cualquier precio, o sobre cualquier tema, porque hay cosas que considero que dañan demasiado a según qué colectivos. Así que si puedes hacer reír sin molestar u ofender, mejor así. Pero es verdad que la crisis nos ha dado mucho. Un secreto que siempre sigo es ponerme siempre en la piel del desfavorecido, del débil. A mí me gusta siempre apostar por caballo perdedor. O en mi propio caso, trato de sacar las carencias que yo tengo. Y eso genera la confianza del público hacia ti. Ponerte del lado de todas las personas que han sufrido la crisis, machacando a los culpables reales, pues eso le gusta a la gente. Que le demos caña a los que nos han llevado hasta esta situación: políticos, corruptos...
La gente parece que, aunque poco a poco, vuelve a llenar teatros.
Sí, yo también tengo la misma percepción. Y eso a pesar de que nuestros amigos se empeñen en no bajar el IVA cultural del 21 por ciento. La gente parece haberse relajado un poco, afortunadamente para nosotros los artistas. Ha dejado de proyectarse como un producto de lujo como hasta hace un par de años, cuando la gente lógicamente lo que necesitaba era comer, no ir al teatro. Hoy en día destinan un poquito de sus ingresos a olvidarse por un par de horitas de toda la basurilla que tenemos a diario, y pasar un buen rato, que también hace falta y viene muy bien.
...Porque "hay que intentar ser honrado con la gente que paga por verte". La frase es tuya.
Mira, hay momentos en los que tienes prisa por tener un vuelo o un viaje programado. Pero, de no ser así y si te lo permite tu planning, yo, en mi caso, hasta que no se ha ido la última persona con su foto o lo que quiera, yo no me muevo de allí (tras el espectáculo). De hecho salgo corriendo a despedir a la gente. Considero que la gente que tiene el detallazo de molestarse en comprar una entrada y venir a verte, qué mínimo que les des las gracias personalmente, te hagas una foto... Somos unos privilegiados. Yo, con todos mis respetos a todos los artistas, no entiendo cómo puede haber gente prepotente con su público. ¡Si vivimos de ellos! Lo mínimo es hacer un ejercicio de humildad y decirles que muchas gracias por venir. Algo que además viene muy bien para saber cómo lo has hecho, o si hay que mejorar en algo. A muchos se les olvida que son ellos los que nos dan de comer. Peor aún pasa por ejemplo con los futbolistas, que están ya en un plan… Yo soy colchonero [seguidor del Atlético de Madrid] y sé que el Cholo [Diego Simeone, su entrenador] trabaja mucho con sus jugadores y les insiste en que se acerquen a la gente, que se bajen del autobús y saluden, sobre todo con los niños que están con su libretita y su boli esperando un autógrafo. ¡Que luego bien les gustará que les animen en el campo! Es que a veces somos muy egoístas.
En ocasiones, la culpa es del artista. Otra muchas, de todo lo que le rodea. Productora, representantes… Ellos se han adueñado de la industria, y su interés prima.
Es verdad que yo he visto detalles de muy poca educación, de poco respeto y mucha soberbia. ¡A todos luego nos gusta que esté el teatro lleno! Yo mismo muchas veces he intentado contactar con artistas para, por ejemplo, que acudan a eventos solidarios, y es cierto que los filtros que tienes antes de llegar a ellos son a veces mucho más potentes que la propia soberbia o el egoísmo del propio artista. A lo mejor él es maravilloso, pero tiene por delante a dos o tres impresentables que piensan en vete a saber qué, y... Lo que no saben es que no le hacen ningún favor. No todo el mundo puede atender siempre a todo el mundo, sobre todo cantantes en conciertos con miles de personas, pero hay un término medio en el que a veces sí puedes. Yo, por ejemplo, esto de cobrar 100 euros a una persona por hacerse una foto conmigo, pues como que no... Sé de gente que lo hace. Prefiero no ponerle calificativo porque no quiero buscarme enemigos gratuitamente. Yo lo hago encantado. Es un gustazo hablar con la gente. Creo que muchos artistas no han probado el altruismo, que te llena mucho más que luego esos 100 euros en el bolsillo. De verdad, ¿eh?

Tu exposición en las redes te ha supuesto alguna vez un mal trago [Santi Rodríguez decidió dejar Twitter en 2012 tras recibir amenazas por reconocer sus convicciones religiosas]. Las abandonaste, pero al final pudo más el #VuelveSanti.
Parece que los famosos no podemos opinar de nada, ni por supuesto meter la pata nunca, porque tenemos repercusión social. Y yo creo que tenemos el mismo derecho que cualquier otra persona. Efectivamente, hay veces que te agotas de tanto luchar contra ese tipo de imposiciones, contra la intransigencia de gente que no acepta determinados aspectos de tu vida privada. Y yo soy de los que no se corta. Considero penoso que alguien deba ocultar su condición sexual, religiosa, ideológica... Creo que arrastramos todavía el drama de las dos Españas: o eres de un lado o eres de otro. Y no. Yo puedo perfectamente reconocer la excelencia de otra persona por muy distinto que piense de mí.
En aspectos como la tolerancia, más que ayudarnos a evolucionar, las redes parecen empujarnos hacia atrás.
Hay mucha intransigencia. Aunque no se llegue a un acuerdo, lo que yo sí he conseguido muchas veces, a base de paciencia, diálogo y educación por mi parte, es al menos un respeto mutuo y un acercamiento de posturas. Vamos a reconocer los fallos propios y la excelencia del vecino. Nadie es perfecto ni un desastre completo. Es realmente una cuestión muy complicada. También hay que valorar que con comentarios escritos muchas veces se escapan los matices que queremos imprimir a esas palabras, de manera que no se entiende exactamente el sentido de lo que estás poniendo. Y luego también hay mucha gente que está sentada en el sofá de su casa y dice: "bueno, vamos a tocarle las narices al famosito". Yo en mi bio de Twitter digo que lo único que pido es respeto y sentido común.
La libertad de expresión parece implicar, casi siempre, impunidad. Algo falla.
Justo. Así es. Toda libertad acaba donde empieza la libertad del otro. Está la libertad de expresión, pero también el derecho a la intimidad, a la integridad de las personas. Por eso no podemos atacar impunemente amparados en un anonimato. ¿Derecho a la privacidad? Por supuesto. Faltaría más. Pero siempre que se cumplan unas normas. Y si no las cumples, hay consecuencias penales porque estás incomodando a otra persona. En el caso de Twitter se permiten unas cosas que yo creo que deberían regularse. Es la ciudad sin ley.
¿Están los usuarios de redes sociales tan indefensos como parece?
Yo he tenido amenazas de muerte, ataques gordos. A mí me han llegado a bloquear el teléfono, algo increíble. Te daré un detalle: con un programa informático, han conseguido mandar mensajes de WhatsApp como si fuese yo quien los envía, a los teléfonos de mis amigos. O me han llegado otros con un tono bastante lamentable, como los que me advertían de que "me iban a partir la cara a hostias hasta que se te ponga roja como los pantalones que llevas a las tres de la mañana cuando sales por Gran Vía”. O los de que "me iban a meter por el culo la cruz esa que llevas colgadita". Estos mensajes me han llegado a mí. Pero claro, ahora vas tú a denunciar y te dicen que como eso es un programa de ordenador que existe de verdad, pues que no hay manera de verificar quién remite realmente esos mensajes. Y Twitter además pone muchas pegas para dar la identidad de un usuario, lo cual es una incongruencia, porque si alguien reclama ese dato cuando haya denuncias de por medio, se deben dar. Como incongruencia ha sido también lo que ha pasado con FACUA: denuncia una estafa haciendo un servicio a los usuarios, adviritiéndoles de algo que está ocurriendo [falsas ofertas de empleo a través de SMS], pero sin embargo le cierran la cuenta a la asociación. ¡Yo he flipado con esto!

En los últimos tiempos, la política española tampoco tiene ninguna gracia.
El otro día en un programa de la televisión me hablaban de cosas que habían pasado en 2015, y yo les respondía: "Fíjate si hace tiempo que hasta teníamos presidente...". Esto es penoso. Por todos lados. Yo no disculpo ya a ninguna formación política. Si hay que valorar a los líderes de los partidos, para mi gusto merecen todos un cero. No me vale nada de lo que dicen. ¡Hemos estado todos esperando a que ustedes se entiendan!
Un año sin Gobierno. Hasta el último momento pensando en tener que ir a votar por tercera vez... en Navidad.
Tremendo. Esto ha parecido durante muchos meses como el programa El Gran Queo. Lo malo es que esto no ha sido por desgracia ninguna broma. No hay quien lo aguante. La imagen que estamos dando al exterior es lo de menos, aunque sea lamentable. ¿Y ustedes [los políticos] van a cobrar por todo este tiempo? ¿En concepto de qué? Si yo en mi empresa no logro los objetivos marcados, o si en mi teatro la gente que viene reclama porque no queda contenta con el evento, pues yo no cobro. ¿Qué hacen ellos, cobrando dietas y mil cosas durante meses sin llegar a nada? En fin, esto es... De verdad, en unas terceras elecciones yo habría metido una foto de Doraemon. ¡Macho, es que es alucinante!
En el PSOE no están para chistes…
Es una lástima. Ahí ha habido cuchillos por todos sitios. Se están pasando límites que uno ni imaginaba. Y lo peor es que le hacen a uno pensar en que todo es mentira. Yo siempre he creído en el político como tal. Alguien dijo alguna vez aquello de "no comparto tus ideas, pero mataría por defender a alguien que las defiende como tú". A mí me pasa igual. Si alguien defiende sus ideas, chapó y yo a muerte con él. De verdad, ¿eh? De los políticos me decepcionó mucho también Jordi Pujol. Gente que parece que son un referente, y fíjate lo que nos ha hecho. El PSOE, igual. Y el PP… ¡Lo del PP ya no tiene ni pies ni cabeza! ¡Entre unos y otros, los políticos cada vez se comen más parte de mi espectáculo y me dejan sin hablar de lo que tengo que hablar!
Felisuco, reconocido humorista, se ha adentrado en la política de la mano de Ciudadanos. ¿Te atreverías a dar el mismo salto si te lo propusieran?
Yo creo que no sería capaz en la vida. Primero, porque no es lo mío. Y después porque no tengo nada claro que supiera estar a la altura. A lo mejor me sorprendo a mí mismo en esta parcela de aquí a un tiempo y veo que puedo dar lo que yo creo que sería justo trabajando por los demás. Yo admiro mucho lo que él ha hecho y lo respeto profundamente. Hay gente que lo ha criticado, lo sé. Incluso algunos compañeros. Si alguien cree honradamente que puede hacer algo por los demás, adelante. En este país somos muy de colgar cartelitos: si este tío es tal, no puede hacer esta otra cosa. A lo mejor no puede pilotar un fórmula uno, pero sí presentar un programa. Vamos a dar la oportunidad de intentarlo. Yo tengo mucha amistad con Félix y sé que está muy ilusionado con hacer muchas cosas. Le he mandado varios mensajes dándole ánimos y diciéndole que se ponga las pilas, que qué hacen ahí sentaditos en el Congreso... ¿Hasta dónde puede llegar? Ahí sí que no te puedo decir. Pero la predisposición la tiene, está muy puro. Como decía en 7 vidas el personaje de la Sole, "ya se maleará".
Improvísale un monólogo al próximo presidente.
Lo primero, le daría caña con el tema del IVA. Después, le diría que diese unas clases de inglés. Y por último le pediría que vaya de verdad a trabajar. Aunque sé que eso es una utopía porque siempre, y me refiero a todos, van lo primero al interés personal y de su propio partido. La prueba evidente es lo que está pasando. En este año sin Gobierno, ha primado la idea de no ceder para que los ciudadanos no vayan a pensar que... Y mientras tanto, aquí estamos los ciudadanos puteados porque ellos no quieren ceder.
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Los tres de... Santi Rodríguez
Tres películas: Memorias de África, Atrapado en el Tiempo y El Guateque.
Tres libros: Los fantasmas del Retiro, La sonrisa etrusca y El caso de las magdalenas envenenadas.
Tres referentes: Mi abuela María, Pepín Tre y Manolo Sarria.
Tres programas de televisión: El club de la comedia, Salvados y Pasapalabra.
Tres momentos históricos: "Me quedaría con uno: momentos como el día en el que pudimos votar libremente por primera vez".
Tres lugares para visitar: Jaén capital, la Sierra de Cazorla y la costa de Málaga.
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Santiago Salas es periodista y miembro del equipo de redacción de Consumerismo.